Pont Blau (1952-1963)
Números publicados: 126.
Periodicidad: mensual.
Fechas de publicación: del 15 de septiembre de 1952 a octubre-diciembre de 1963.
Dirección: Vicenç Riera Llorca.
Dirección artística: Josep Maria Giménez Botey.
Gerencia: Joan Boldó Climent.
Administración: Ramon Fabregat.
Secretaría de redacción: Marc Hurtado.
Redacción: Uruguay 40.
Impresión: Grafos, calle Cincuenta y siete 110 (del 1 al 4); Editorial Fournier, Bolívar 238 (del 5 al 126).
Formato: 165 x 230 cm, impreso a dos y tres columnas, con cuarenta páginas, ilustraciones y anuncios.
Texto programático
Es probable que algunos de nuestros posibles lectores, que no se han esforzado demasiado para el sostenimiento de estimables publicaciones del exilio, crean que Pont Blau obedece a una necesidad. Si otras publicaciones de lengua catalana se sostienen con dificultad y la mayoría de ellas han desaparecido por falta de apoyo, ¿por qué hacer un nuevo ensayo? El grupo de amigos que se decide a llevar a cabo el nuevo ensayo tiene en cuenta, al emprender la edición de Pont Blau, el requerimiento, hecho con insistencia desde los países de lengua catalana, de crear un órgano literario común, de publicación regular, en el que nuestros suscriptores puedan exponer su pensamiento con la libertad que nos dan las hospitalarias tierras de América.
Pont Blau pretende ser un enlace entre los catalanes, valencianos y baleares nacionales que permanecen en nuestra tierra y los emigrados; y entre los que, siendo liberales, están divididos por diversas tendencias políticas. Aspira a contribuir al arraigo de una conciencia nacional catalana, por encima de las divisiones administrativas impuestas por el Estado español, y por encima de las divisiones políticas entre los ciudadanos de nuestros países. Su contribución será literaria. La única que, por unos, está al alcance de sus editores. Si llegara un momento en que las circunstancias hicieran posible el uso de otros medios para la consecución de sus propósitos, el grupo de Pont Blau los utilizaría, al lado de quienes comparten sus ideales y estén dispuestos a esforzarse por convertirlos en realidad.
Las páginas de Pont Blau están destinadas a la literatura y a la información. Eludiremos tratar cuestiones políticas que puedan profundizar las divisiones entre la gente liberal de nuestros países; pero insistiremos en proclamar la necesidad de que los partidos políticos, indiferentes a la unidad nacional, consideren ésta como uno de los puntos básicos de sus programas.
Sabemos que corremos el riesgo de las mismas dificultades sufridas por las demás publicaciones catalanas, pero voces amigas nos estimulan a intentar vencerlas. Pont Blau no nace para hacer la competencia a ninguna otra publicación; si algunas revistas de propósitos similares a los suyos, que hoy llevan una vida precaria, consiguen sobrevivir a pesar de todos los obstáculos, los editores de Pont Blau tendrán una auténtica alegría, y si, en cualquier lugar, aparecen nuevas publicaciones catalanas, lo celebrarán como una manifestación de la vitalidad de nuestra lengua, hoy perseguida en la Patria. Dirigimos, pues, un saludo cordial a toda la prensa catalana.
Pont Blau (nº 1)
Pont Blau pretende ser un enlace entre los catalanes, valencianos y baleares nacionales que permanecen en nuestra tierra y los emigrados; y entre los que, siendo liberales, están divididos por diversas tendencias políticas. Aspira a contribuir al arraigo de una conciencia nacional catalana, por encima de las divisiones administrativas impuestas por el Estado español, y por encima de las divisiones políticas entre los ciudadanos de nuestros países. Su contribución será literaria. La única que, por unos, está al alcance de sus editores. Si llegara un momento en que las circunstancias hicieran posible el uso de otros medios para la consecución de sus propósitos, el grupo de Pont Blau los utilizaría, al lado de quienes comparten sus ideales y estén dispuestos a esforzarse por convertirlos en realidad.
Las páginas de Pont Blau están destinadas a la literatura y a la información. Eludiremos tratar cuestiones políticas que puedan profundizar las divisiones entre la gente liberal de nuestros países; pero insistiremos en proclamar la necesidad de que los partidos políticos, indiferentes a la unidad nacional, consideren ésta como uno de los puntos básicos de sus programas.
Sabemos que corremos el riesgo de las mismas dificultades sufridas por las demás publicaciones catalanas, pero voces amigas nos estimulan a intentar vencerlas. Pont Blau no nace para hacer la competencia a ninguna otra publicación; si algunas revistas de propósitos similares a los suyos, que hoy llevan una vida precaria, consiguen sobrevivir a pesar de todos los obstáculos, los editores de Pont Blau tendrán una auténtica alegría, y si, en cualquier lugar, aparecen nuevas publicaciones catalanas, lo celebrarán como una manifestación de la vitalidad de nuestra lengua, hoy perseguida en la Patria. Dirigimos, pues, un saludo cordial a toda la prensa catalana.
Pont Blau (nº 1)
Se ha escrito...
Las editoriales, síntesis del pensamiento alerta de su director, marcaron "una línea de fidelidad y de trabajo para todos". Especialmente literaria, la revista, incluía cuentos, poemas y ensayos literarios (fragmentos importantes de dietarios, como el de Bladé i Desumvila o los recuerdos de Els Quatre Gats de Pujolà i Vallès), además de algún estudio lingüístico, como el de los indigenismos del catalán (por Miquel i Vergés) o el del léxico campesino rosellonés (por Enric Guiter). Tasis realizó amplios panoramas literarios y sobre todo los artículos de conjunto de escritores consagrados, que titulaba Situacions. Joan Fuster escribió en ella con regularidad y "à l'aise". Se hacía un esfuerzo por ofrecer el máximo de recensiones de libros más que en ninguna otra revista del exilio, a menudo extensas, del interior y, naturalmente, de los de la emigración. En este punto y en todos "aspiraba a establecer un puente entre los Países Catalanes y la diáspora". J. Roure Torrent fue un benemérito e incansable trabajador de las notas sobre libros.
Pont Blau se convirtió en el eje de algunas polémicas: réplicas con motivo de la muerte de Eugeni d'Ors, con intervención de Roure i Torrent, Joan Fuster, Manuel Galés, Ramon Nebot (seudónimo), Artur Bladé y las conmemoraciones personales de J.M. Capdevila. También la antología poética de Joan Triadú aparecida en Barcelona en 1951 suscitó opiniones opuestas. Documentos censurados en el interior una carta de Menéndez Pidal a Aranguren daban, en ocasiones, un color político, nacionalista, a Pont Blau.
El repertorio de colaboradores es vasto. Pensamos en Odó Hurtado, J.M. Miquel i Vergés, Bladé i Desumvila, Miquel Ferrer, Ramon Xuriguera, Tona i Nadalmai, Manuel Galés, Pere Calders, Domènec Guansé, Pere Mas i Perera y Rafael Tasis, que prodigaba el seudónimo de Blanquerna. Pont Blau vivía de las suscripciones de un buen número de anuncios y las ayudas de Dalmau Costa, que se apresuró a socorrerla en tres o cuatro traspiés. Ni un diez por ciento "se filtraba" al interior, generalmente a través de Rafael Tasis. Las trabas de la censura eran irregulares, pero, como siempre, arbitrarias, y dificultaban las suscripciones normales. La difusión tan complicada en el interior y la existencia de otras tribunas culturales en Barcelona, lo bastante amplias para canalizar con criterio ecléctico todas las inquietudes literarias, hizo que los promotores de Pont Blau decidieran cerrar la revista.
Albert Manent. La literatura catalana a l'exili (Barcelona, Curial, 1976)
Pont Blau se convirtió en el eje de algunas polémicas: réplicas con motivo de la muerte de Eugeni d'Ors, con intervención de Roure i Torrent, Joan Fuster, Manuel Galés, Ramon Nebot (seudónimo), Artur Bladé y las conmemoraciones personales de J.M. Capdevila. También la antología poética de Joan Triadú aparecida en Barcelona en 1951 suscitó opiniones opuestas. Documentos censurados en el interior una carta de Menéndez Pidal a Aranguren daban, en ocasiones, un color político, nacionalista, a Pont Blau.
El repertorio de colaboradores es vasto. Pensamos en Odó Hurtado, J.M. Miquel i Vergés, Bladé i Desumvila, Miquel Ferrer, Ramon Xuriguera, Tona i Nadalmai, Manuel Galés, Pere Calders, Domènec Guansé, Pere Mas i Perera y Rafael Tasis, que prodigaba el seudónimo de Blanquerna. Pont Blau vivía de las suscripciones de un buen número de anuncios y las ayudas de Dalmau Costa, que se apresuró a socorrerla en tres o cuatro traspiés. Ni un diez por ciento "se filtraba" al interior, generalmente a través de Rafael Tasis. Las trabas de la censura eran irregulares, pero, como siempre, arbitrarias, y dificultaban las suscripciones normales. La difusión tan complicada en el interior y la existencia de otras tribunas culturales en Barcelona, lo bastante amplias para canalizar con criterio ecléctico todas las inquietudes literarias, hizo que los promotores de Pont Blau decidieran cerrar la revista.
Albert Manent. La literatura catalana a l'exili (Barcelona, Curial, 1976)