Quién soy y por qué escribo

Nací en Nador, en la zona rifeña de Marruecos y me fui a vivir a Vic cuando tenía 8 años. Son dos hechos casuales pero que me definen de igual manera que me define ser madre, haber estudiado filología árabe, haber realizado trabajos muy diversos o haber trabajado en el ámbito de la inmigración, pero sobre todo me define el hecho de escribir. No sabría entender mi vida ni entenderme a mí misma sin la escritura, y no sé si aprendí antes a escribir o a definirme. Lo que sí sé es que gracias a la escritura puedo conjugar todas las piezas que forman mi identidad de una forma más o menos armónica y descubrir lo que hay de conflictivo en cada una de ellas. Si la identidad fuera un patchwork formado por diferentes piezas la escritura sería el mecanismo que me permite unirlas.

¿Por qué escribo? Primero pensaba que escribía porque había leído mucho, como una consecuencia natural del hecho de ser lectora voraz, pero es evidente que no todo el que lee escribe. Más tarde pensé que escribía porque me sentía de dos lugares a la vez y la escritura me permitía hacer frente al desasosiego de no saber exactamente de dónde era y cómo tenía que sobrevivir a las contradicciones que este espacio fronterizo me comportaba. Después descubrí que simplemente escribía como consecuencia del hecho mismo de vivir: a veces las cosas son tan inverosímiles, tan chocantes, tan incoherentes y tan carentes de sentido que solo a través de la ordenación de los sucesos que conlleva un texto escrito se puede encontrar algún tipo de lógica. En algún momento también se me pasó por la cabeza que escribía para ser leída, para comunicar algo a alguien y con ello paliar el sentimiento de soledad inherente a la propia existencia. Finalmente, escribiendo la primera novela descubrí que el origen era más remoto de lo que pensaba: el relato literario ya formaba parte de mi vida desde el principio a través de lo que contaban las mujeres de mi pueblo, y escribir no es más que una manera de unir y enlazar maneras de relatar muy distantes entre ellas. Escribiendo puedo encontrar puntos en común entre autores de todos los continentes del planeta y las mujeres analfabetas de mi pueblo. Escribo porque es una necesidad. Escribo por todas estas razones pero sobre todo porque escribir es de las cosas más placenteras que hago en la vida.


"La literatura es lo que sale del alma"


¿De pequeña, qué querías ser de mayor?
Quería ser escritora... Y química. De pequeña, con diez o doce años, me gustaban mucho los libros de Sherlock Holmes, y como el personaje era químico... Podríamos decir que quería ser una especie de simbiosis entre el autor y su personaje. Era una época en la que leía mucha novela negra. Recuerdo estar enganchada a la colección La Cua de Palla.
[...]

¿Y tú ya lo has descubierto?
Quiero ser escritora que escribe [ríe]. Quiero pasar la mayor parte de mi tiempo escribiendo y poco más. Pero soy consciente de que los actos públicos son también importantes, sobretodo porque te encuentras con los lectores y obtienes un retorno al trabajo que has hecho.

La soledad del escritor.
¡Pero es que es real! Lo más curioso es que son dos situaciones totalmente opuestas. Las presentaciones de los libros son actos populares, mientras que cuando escribes, estás en casa sola, trabajando sin el apoyo de nadie. Con todo, yo vivo la escritura como un proceso muy individual e intransferible. Escribir tiene un punto de dolor, pero la satisfacción es infinita.

¿Alguna vez te has preguntado por qué escribes?
Cada vez que doy una entrevista [ríe].

Jaque mate.
Es normal que lo preguntéis.

¿Y qué respuesta das?
Una vez, en una conferencia, dije que escribir era como una secreción corporal más. Creo que la descripción no gustó mucho [ríe]. Pero es exactamente la sensación que tengo. Sin saber por qué, necesito sacar algo de mi interior. Y todas las preguntas que siguen, por qué escribo de una manera o de otra y por qué sobre unos temas y no sobre otros, no tienen ningún sentido. La literatura es lo que te sale del alma. Yo no poseo ningún tipo de control sobre lo que escribo. Y esto puede ser positivo, porque seguramente me lleva a no repetirme, a no escribir nunca lo mismo. El problema es que hay gente que quiere que siempre hagas lo mismo.

¿Te preocupa que el lector no entienda tu evolución como escritora?
No. Estoy segura de que todo lo que escribes tiene un lector. Lo que significa que tendrás lectores que te seguirán siempre, pero también habrá aquellos a quienes solo les interesarás durante un periodo de tiempo. Y gente que te leerá, que luego te perderá la pista y que al cabo de un tiempo te descubrirá de nuevo.

¿A veces confunden a los escritores con su obra? En tu caso, la escritora hija de la nueva inmigración que lucha contra unas tradiciones que ya no considera propias.
Contra esto no puedo hacer nada. He intentado deshacerme de estas etiquetas, pero no lo he logrado. Es cierto que cuando escribes, lo haces sobre unos temas determinados, y con ello corres el riesgo de que la gente no te identifique como escritora sino por lo que has escrito. Y no es lo mismo. Al principio le daba muchas vueltas y me enfadaba mucho, pero he aprendido a convivir con ello.
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