¿Quiénes eran?

Los poetas que integran la lírica provenzal desde los siglos XII y XIII, entre los cuales se confunden los naturales del mediodía de las Galias con italianos y catalanes, recibieron el nombre de trovadores, y su actividad literaria es designada con el verbo trobar cuyo significado es paralelo al del latín invenire que significa "encontrar" (una cosa) y "crear literariamente". El nombre de "poeta" se reservaba a aquellos que componían en latín. El de "trovador" se extendió a las otras lenguas para designar a los autores de las poesías cultas en lengua vulgar: trouvère en francés, trovator en italiano, trobador en castellano (después escrito trovador).

El trovador no sólo redactaba el texto, o letra, de la poesía, también componía la música con la que aquélla tenía que cantarse. El trovador era, pues, músico y poeta a la vez; y los cancioneros medievales han conservado un buen número de notaciones musicales de poesías trovadorescas. Esta necesidad de componer musicalmente exigía al trovador una elevada formación y una especialización que, en principio, cerraba el paso a los meros diletantes. La rígida técnica poética tampoco permitía las improvisaciones.

El trovador, desde el momento que tenía que aprender su oficio poético y vivía gracias él, era un profesional de la literatura. Un Bernat de Ventadorn, un Giraut de Bornelh o un Arnaut Daniel vivían de la acogida y de las recompensas que recibían en las diversas cortes que frecuentaban. Pero ya desde bien pronto hubo grandes señores, reyes, príncipes soberanos, barones feudales que cultivaron la poesía provenzal y se convirtieron en trovadores, como Guilhem de Peitieu (Guillermo, duque de Aquitania y conde de Poitiers) cuya obra es la más antigua que se conserva, Ricardo Corazón de León o Raimbaut de Aurenga (conde de Orange), ejemplo que fue seguido por otros señores pertenecientes a grados inferiores de la jerarquía feudal. Y, así como la caballería era una institución que hacía hermanos de armas a todos quienes la profesaban, la poesía provenzal estableció cierta hermandad entre los trovadores, cualquiera que fuera la clase o el estamento al que pertenecieran. Éste es un interesante fenómeno, que hoy denominaríamos social y que encontró eco en Cataluña, donde un rey como Alfonso I debatió poéticamente con el trovador lemosín Giraut de Bornelh, de humilde linaje, y Pere Salvatge (si no es que se trata de la misma persona). Hay que hacer notar, no obstante, que en Cataluña abundaron más los trovadores que fueron señores feudales o vasallos de cierta categoría (Berenguer de Palol, Guerau de Cabrera, Guillem de Berguedà, Ponç de la Guardia, Guillem de Cabestany, Huguet de Mataplana, Jofre de Foixà, etc.) que no los de baja condición y exclusivamente profesionales de la poesía, como es el caso de Cerverí de Girona, también llamado Guillem de Cervera. Lo que importa es que el trovador, sólo por el hecho de serlo, en cuanto reunía ciertos méritos literarios y conseguía prestigio, adquiría una categoría que le permitía ocupar un lugar en las cortes, aconsejar a los grandes señores, llevar a cabo embajadas y participar en otras empresas, como las cruzadas de Oriente.


Martí de Riquer, Antoni Comas, Joaquim Molas. Història de la literatura catalana (Barcelona: Ariel).

El amor cortés



Es una literatura de hombres: es el mundo tal como lo veían los hombres. Este mundo es masculino. Sólo los hombres cuentan: las únicas mujeres que aparecen pertenecen a la familia del héroe (madre, hermanas, esposa, hijas). La mujer ocupa un papel marginal, no tiene palabra; todos los diálogos son masculinos. Ellas lloran, se desmayan... interpretan el papel femenino establecido. Parece que las mujeres no iban a los torneos tan a menudo como se cree. Cuando van están para infundir mayor valentía a los guerreros: se combate mejor bajo su mirada; la guerra, o el simulacro de guerra, toma el aspecto de una competición de machos, de una de esas "bravatas eróticas" que entran en juego en el más elemental de los mecanismos de la vida.


Joan Campàs y Cèsar Carreras. Portal de La Vall de Boí (Barcelona: UOC, 2002).

  • Poesía Dibujada
  • Massa mare
  • Música de poetes
  • Premi LletrA