Mirall trencat [Espejo roto], de Mercè Rodoreda
(Nou diccionari 62 de la literatura catalana)
Novela de Mercè Rodoreda. Junto con La plaça del Diamant [La plaza del Diamante], es la más importante de la autora, aunque muy diferente. Es una obra de gran complejidad, por los numerosos personajes y por el tiempo que abarca (está dividida en tres partes y precedida de un prólogo de gran interés), que hace necesaria la presencia de un narrador muy habilidoso, que cuenta la historia de las tres generaciones de una familia, los Valldaura-Farriols, los cuales viven en un magnífico palacete del barrio de Sant Gervasi.
La historia, con elementos del folletín y de la novela sentimental, se apoya en un personaje femenino de gran atractivo, Teresa Goday de Valldaura, que asciende en la escala social gracias a dos matrimonios. También destaca por su relieve y penetración el triángulo infantil, poético y a la vez terrible, del que sobresale una niña, Maria, símbolo de este periodo. De hecho, el asesinato de uno de ellos, Jaume, con todo lo que arrastra (el suicidio de la niña y el probable del padre), se convierte en el núcleo trágico de la historia y el inicio del declive. El conflicto bélico acabará de dar el golpe de gracia a la familia, como lo señala la destrucción del palacete por el fuego (otro símbolo de la guerra).
En esta novela, por un lado, la autora tipifica con particular acierto la vida de la alta burguesía barcelonesa, en un momento de particular esplendor, y nos da una imagen refinada y a la vez penetrante. Pero también incorpora personajes más populares: el servicio, con un particular acierto en el de Armanda, la cocinera. Ahora bien, a pesar de que el hilo conductor es una historia potente, la autora se centra en el mundo interior de los personajes y, así, cuenta la historia desde dentro, desde las emociones, sobre todo desde la tristeza. Y expone sus temas centrales: el fracaso del amor, a través de diferentes triángulos amorosos; el destructor paso del tiempo, con la aniquilación de un mundo.
Por otro lado, Mercè Rodoreda incorpora elementos fantásticos (el fantasma de Maria), y el misterio, finalmente poético. En Mirall trencat [Espejo roto], además de exponer la complejidad del hombre y del mundo, crea un mito de gran fuerza y belleza: el de la Barcelona catalana destruida por la Guerra Civil.