Marta Orriols

Marta Orriols (Sabadell, 1975) es historiadora del arte de formación. En el campo de la escritura ha estudiado guión cinematográfico en la escuela de cine Bande à Part y escritura creativa en la Escola d’Escriptura de l’Ateneu Barcelonès. Escribe habitualmente en su blog, No puc dormir, y colabora ocasionalmente en la prensa digital. Su primera novela es Anatomia de les distàncies curtes, publicada por Periscopi en 2016.


Gente sola, besos en la frente

Jenn Díaz


Los hombres y las mujeres de este libro de cuentos son personajes de verdad, y con ello quiero decir que no es nada difícil sentirse a gusto con alguno de ellos. Todos tienen ese algo de la vida cotidiana y también de los momentos extraordinarios de la vida cotidiana. Y cuando hablo de momentos extraordinarios no hablo de momentos llenos de belleza y felicidad, sino de lo más mezquino o más excepcional –poco usual. Y, aun así, diría que la mezquindad y la excepcionalidad más cotidiana no nos coge por sorpresa, a nadie.

Las distancias cortas de las que habla este libro son bien claras: todos los personajes miran de cara algún problema, algún conflicto, alguna persona. Todos buscan alguna respuesta, porque de esto va un poco la vida y también la literatura. Pero no es solo esta la distancia corta, la de mirarse de bien cerca el temblor. Esta distancia corta habla también de la extensión de los relatos: no, no son demasiado largos. Y pienso que si fueran más largos, nos explicarían lo que no queremos saber por innecesario.

Las historias quedan rotas, como si por una rendija de las casas pudiéramos ver un poco de las vidas de estos personajes, y todo lo que podemos ver desde esta rendija es más que suficiente, y es también lo único que vale. Podríamos saber más de todos ellos, e incluso en más de un caso sientes curiosidad, pero no hace falta: aquí se encuentra lo esencial de la vida, las grandes preguntas que todos nos hemos hecho, las grandes respuestas que no encontramos, todo explicado a partir de una anécdota sencilla pero que esconde mucho. Esta es la segunda distancia corta: la del relato breve, muy breve, que cierra en un tarro pequeño las grandes cuestiones que nos obsesionan como personas y probablemente como escritores. […]

Dicho esto, pienso que siempre hay dos formas de entender la escritura y la lectura. Este libro me hace pensar en dos caras de la misma moneda. Los personajes –que están más cerca de ser personas que personajes, de tan cercanos– actúan y resuelven sus pequeñas luchas de dos formas, porque existen dos formas de hacer literatura. La primera parece fácil, pero no lo es. El autor desearía, a partir de las escenas más cotidianas, crear un ambiente extraordinario. Por ejemplo, que ir con los zapatos sucios y rotos sea un símbolo de distinción gracias a la lógica y las explicaciones que justificarían estos zapatos sucios. Pienso, por ejemplo, en las pequeñas virtudes que tan bien supo explicar Natalia Ginzburg. La otra forma tiene que ver con la mayoría de personajes de Marta Orriols, pero no todos: crear, de lo más extraordinario, una situación de cotidianidad. Los diecinueve relatos de este libro bailan entre estas dos modalidades de crear literatura. […]

Marta Orriols ha sabido cómo explicar la vida cotidiana con gran calidad literaria. A menudo la vida cotidiana no merece la mirada de los escritores de hoy en día, que necesitan grandes historias que sorprendan para poder estar a la altura de los tiempos de ahora, de hoy, tan pendientes de la actualidad –fugaces. La autora, pues, ha hablado de la vida cotidiana a partir de escenas particulares, genuinas, y lo ha hecho con la normalidad que pide una narración de este tipo. Hay quien se pasa toda la vida intentando que su literatura sea elevada, aunque lo más difícil es que la normalidad no pase por normal. Estos relatos parecen fáciles de crear, parecen normales: este es, para los amantes de los detalles, el acierto.


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