Han dicho...

La literatura de Maria Àngels Anglada (Vic, 1930) se ha convertido en una referencia de autenticidad que se cuenta entre las más puras de la literatura catalana contemporánea. Su voz, que guarda cuidadosamente antiguos registros de sabiduría, tiene un timbre que modula dulcemente los prodigios del arte y de la belleza, y, cuando hace falta, se endurece, adusta, ante la sombra de la injusticia.


En "Senyal de Perill", uno de los poemas de Arietta [Arietta], la escritora avisa del riesgo que supone habérselas con poetas, precisando que se refiere a "poetas" y no a "juglares del rey". El tipo de peligro del que habla llega cuando los versos se convierten "en tijeras para las palabras", para cortar "la hiedra del olvido". La poesía, palabra intensa y afilada, es también la herramienta que rompe los silencios cómplices que tantas veces rodean "una lengua, un bosque amenazado o los ojos aterrorizados de mis niños de Bosnia".

Vic, 1930 - Figueres, 1999. Narradora, poeta y traductora


Hace cerca de veinte años, en el prólogo de Kyparíssia, Jordi Pla se refería a esta síntesis armónica entre una literatura que quiere ser forma y expresión de la belleza, pero que nunca olvida sus raíces en un compromiso que la convierte en mirada solidaria, en gesto de hermandad o en palabra de denuncia. El compromiso y la belleza campan a placer por la obra de Maria Àngels Anglada, y el lector lo puede comprobar sólo con que haga el trayecto que va desde el insólito estallido estético de una novela como Sandàlies d'escuma [Sandalias de espuma] (1985) hasta las lecciones de humanidad que salen de las páginas de El violí d'Auschwitz [El violín de Auschwitz] (1995) y de Quadern d'Aram [Cuaderno de Cobre] (1997).


Desde el Ampurdán, con el corazón abierto a los azules del Mediterráneo, la literatura de Maria Àngels Anglada no ha dejado nunca de viajar por la intensidad del mundo antiguo, por las geografías que avalan aquello que todavía somos y por los lugares que han sido la cuna de la cultura occidental. Su espíritu ha buscado armonías con el alma del mundo clásico, y esta relación de amor ha fructificado en estudios, traducciones y obras de divulgación como la celebrada antología Les germanes de Safo [Las hermanas de Safo] (1983). Al mismo tiempo, los intensos viajes que ha hecho por la piel y el alma de Grecia y de Italia han alumbrado dos bellos volúmenes, Paisatge amb poetes [Paisaje con poetas] (1988) y Paradís amb poetes [Paraíso con poetas] (1993).


Muchos lectores se preguntan cómo es esta mujer frágil, reflexiva y respetuosa, que tiene una mirada brillante e inquieta, y un hablar tan pausado y tan dulce. Maria Àngels se considera una persona tenaz y, según como, tozuda. Es comprensiva, apasionada, misteriosa, cálida. Ama la inteligencia y la bondad de los hombres y de las mujeres. Aprecia la amistad y la comprensión de sus amigos. Es incondicional de su familia y sus amistades. Y cuida a sus amistades íntimas -antiguas o más recientes- de Vic, Barcelona y Figueres. Admira a los héroes de la vida real que han luchado y luchan día tras día por los derechos humanos. Su sueño es un viaje muy largo por Grecia.



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