Quién soy y por qué escribo...

Imma Monsó

Imma Monsó (Lleida, 1959) ha publicado ocho novelas que han cosechado un gran éxito de crítica y público. No se sap mai (1996), que fue traducida poco después al castellano y que se alzó con el Premio Tigre Juan a la mejor ópera prima publicada en España; Tot un caràcter (1998) y Un home de paraula (2001). Fue finalista del prestigioso Premio Llibreter que concede el gremio de Libreros de Cataluña. Ha recibido el Premio Nacional de Cultura en literatura (2013). Su obra ha sido traducida al español, el húngaro, el italiano y el francés.

De cómo empecé a escribir

Escribo para vivir, escribo por vicio, escribo para reír, escribo para reconstruir lo que pierdo y volver a tenerlo, escribo para poner cada cosa en su lugar, escribo para multiplicar la vida, escribo para comunicarme mejor, escribo para seducir, escribo para amar, para polemizar, yo qué sé... Escribo, en fin, por las mismas razones que leo.

Escribo desde siempre, supongo que por la misma razón que escribe todo el mundo, para reparar un poco la soledad a la que estamos condenados, un tipo de soledad, un tipo de exilio interno, que no se puede curar con la simple conversación, por intensa que sea. Escribía pero nunca acababa nada, en general no me gustan las cosas acabadas, prefiero tener siempre en frente una puerta abierta. Además, de repente se me ponían por el medio otras aficiones, u otras obsesiones, u otras invenciones... me veo siempre con alguna manía, siempre trabajando intensamente pero sin hacer lo que tocaba... por culpa de eso me perdí durante muchos años la lectura de García Márquez, obligatoria. Recuerdo que por entonces leía a Henry Miller, a Dorothy Parker y a Virgínia Wolf. Supongo que pensaba que alguien que estaba en un "programa escolar" de ninguna manera podía ser un gran autor. Sin duda me equivocaba, y así lo descubrí más tarde.

No hacer lo que toca y dedicarte a tus pasiones tiene sus inconvenientes, nunca he conseguido ser una persona disciplinada. Pero por otra parte, finalmente esta actitud se ha revelado intelectual y emocionalmente muy productiva. He aprendido mucho de mis manías, porque a la larga he ido tocando muchos temas... Y cada manía la he vivido a fondo, con exhaustividad... Y, finalmente, la actividad de escribir fue como encontrar un lugar cómodo en el mundo. Porque cada libro es eso, un largo periodo obsesivo durante el cual todo lo que ves, todo lo que aprendes, todos los viajes que haces y todos los libros que lees, están filtrados por las cuestiones que te interesa tocar en el libro que estás escribiendo.

De cómo empecé a publicar

Hasta los treinta y tres años no escribí una historia con la firme decisión de acabarla. Así escribí mi primera novela, No se sap mai [Nunca se sabe]. La idea de esta novela me vino en una comida, con mi marido y unos amigos con los que discutíamos de filosofía los viernes. Uno de ellos había llevado una botella de Gewürztraminer alsaciano y mientras la bebíamos pensé hasta qué punto el discurso del amigo que estaba hablando se ajustaba exactamente a lo que pensaba por dentro, y, en fin, así salió la historia del vino mágico que protagoniza la novela, el vino que te permite trasmigrar, ocupar la mente de un amigo durante una temporada. Después la llevé a Edicions 62, de forma anónima. Fue a parar a manos de Oriol Castanys, que me llamó al día siguiente. Es difícil que el manuscrito de un desconocido vaya a parar a manos del editor, pero así fue. Fue un azar extraordinario, que se debe dar muy pocas veces. La verdad es que si no hubiera gracias a la suerte, probablemente nunca habría publicado, y me habría dedicado a alguna otra manía de las mías.

De por qué escribo

Escribo para vivir, escribo por vicio, escribo para reír, escribo para reconstruir lo que pierdo y volver a tenerlo, escribo para poner cada cosa en su lugar, escribo para multiplicar la vida, escribo para comunicarme mejor, escribo para seducir, escribo para amar, para polemizar, yo qué sé... Escribo, en fin, por las mismas razones que leo.

Han dicho...

Un de los aspectos que sorprende más de Un home de paraula [Un hombre de palabra] es el elevado nivel de autoconocimiento que muestra la autora, que construye un personaje tan original como coherente, con unas ideas propias sobre el amor y sobre la muerte que el lector, aunque no las comparta, encuentra respetables y, muy a menudo, envidiables. Para no caer en excesos emocionales, Imma Monsó tiene cuidado de distanciarse de ella misma, de observarse con la objetividad de un entomólogo, de un entomólogo empático. Lo primero que hace es cambiarse el nombre. Algunos pasajes incorporan dosis de humor negro que desactivan, en parte, la carga patética. A medida que vamos leyendo, la pareja formada por Lot y el Cometa alcanza unos niveles de complicidad y comunión -silenciosa y lingüística-, que sólo encontramos en la Maga y Horacio Oliveira, en Jane Eyre y Edward Rochester, en Glenda Berna y Poltern Mac.

Un home de paraula contiene elementos de las tres novelas anteriores de Imma Monsó: la iniciación sentimental, la importancia de las vacaciones como periodos epifánicos, el humor como distancia profiláctica, y sobre todo la feliz compenetración entre personajes raros, sensibles, y finalmente comprensibles y hasta próximos: el amor como experiencia completa, que comporta la unión casi utópica entre dos personajes claramente diferenciados que aman el otro sin renunciar a su individualidad. El narrador de Un home de paraula recuerda en más de un aspecto a la protagonista de Tot un caràcter [Todo un carácter].

Vicenç Pagès Jordà, "Entomologia empàtica", L'Avenç, nº 320 (enero 2007).

En un cuento titulado "Millor que no m'ho expliquis", Imma Monsó utilizó la anécdota autobiográfica del cáncer para escribir una historia donde enseña que los dramas personales siempre se pueden relativizar y en la que, con sentido del humor, conseguía que el placer triunfara sobre la tristeza y el dolor.

En Un home de paraula, Monsó aplica el mismo recurso para contar en forma novelada las peripecias vividas después de la muerte de su compañero -en primera persona porque el luto es inmediato-, contrapunteada por los avatares de su historia de amor a lo largo de los años, narrada en tercera persona porque se basa en el recuerdo. No están ausentes los rasgos característicos que marcan el ritmo y el sonido de la literatura que practica Imma Monsó: la descripción de los hechos y de las cosas adquiere una obsesión glacial, y el análisis metódico de las conductas de la gente otorga a la atmósfera narrativa una especie desconcierto claustrofóbico, pero aquí todo aparece sumamente enriquecido porque no hay ningún rincón donde no lata la ironía afectuosa que impregnó la relación de pareja, no hay ningún episodio sin el color de la complicidad, no hay ninguna página sin el aroma de las intensidades de la placidez.

Ponç Puigdevall, "Un triomf absolut", El País (diciembre 2006).

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