Rafel Nadal

“El periodismo es un oficio: si dominas sus herramientas sales adelante, tienes bastante claro por donde te mueves. En cambio, cuando escribes un libro estás muy solo, dudas mucho, necesitas llegar al final para poderlo enseñar a alguien. Pero ser escritor es mucho más apasionante. A mí me estimularía tener una relación intensa con el editor, al estilo sajón. Quiero que termine imponiéndose mi criterio, pero me gusta que me digan qué funciona y qué no.”

“En mis libros hay mucha memoria, los hechos y los personajes son reales. Pero no he querido hacer ni autobiografía ni la historia de mi familia. He hecho retratos de época utilizando las herramientas que tenía a mano, porque habría sido algo idiota no utilizarlas. Una familia de doce hermanos de la pequeña burguesía gerundense da mucho juego literario: de aquí salió Quan érem feliços. Y tener dos ramas familiares distanciadas geográficamente, una en Cataluña y la otra en la Champaña francesa, con emprendedores dispuestos a arriesgarse una y otra vez, se presta también a un juego muy potente: el de Quan en dèiem xampany. Las hijas de mi bisabuelo sacrificaron la felicidad personal para entregarse al negocio familiar, pero a la vez tenían una personalidad muy fuerte y eran capaces de dar puñetazos importantes, de sacrificarlo todo menos la libertad. En los libros hay mi visión personal pasada por el cedazo de horas de conversación en una familia tan grande, con muchas comidas y muchas tertulias. Durante las conversaciones distorsionas la realidad, pero vas recreando una nueva que de algún modo ya se va haciendo literaria, la reconstruyes a medida que la explicas. Ves en qué momento los sobrinos se levantan de la mesa y se van aburridos, y en qué momento vienen a escuchar. Todo esto te ayuda a encontrar el ritmo necesario para que la memoria real se acabe transformando en una especie de ficción capaz de universalizar unas sensaciones y unas pasiones.”

“Pasa en Italia entre las dos guerras mundiales. Nace de una historia que encontré en un viaje que me impactó mucho. Trabajo la atmósfera propia de una familia campesina y de una familia burguesa del sur de Italia. [...] La novela [La maledicció dels Palmisano] habla de la dificultad de tomar partido en un momento de conflicto. Tengo la sensación de que tú no eliges el bando, el bando te elige a antes a ti. Sí que puedes escoger las actitudes éticas y morales con las que afrontas en conflicto. Tienes una gran libertad para hacer el bien o el mal, pero tienes que hacer el bien o el mal desde una trinchera que te viene dada. Cambiar de bando comporta una decisión demasiado transcendente, de traición de los tuyos. Me interesaba reflexionar sobre este tema pero alejándolo del contexto catalán actual, porque me parecía que si no todo el mundo lo leería en función de sus intereses políticos, y prefería hacer una reflexión más objetiva y distanciada.”



Escribí una trilogía sobre la guerra, bandos y libertad individual que empieza con Quan en dèiem Xampany, en la que me adentro en la primera guerra mundial, continué con La maledicció dels Pamisano –centrada en la segunda– y finalmente la cerré con La senyora Stendhal, ambientada en Cataluña y en la que el tema de la fidelidad a los bandos es fundamental. [...] El fill de l’italià es un libro con algo de Palmisano y Stendhal. Así como allí iba a explorar figuras colectivas, en esta novela hay exploraciones más bien individuales.

  • Poesía Dibujada
  • Massa mare
  • Música de poetes
  • Premi LletrA