Josep Vallverdú

Josep Maria Aloy

Josep Vallverdú nació en Lleida el 9 de julio de 1923. A los doce años escribió un poema y a los trece una comedia pastoril navideña que él mismo ilustró. Ha sido hombre de muchas residencias: "No me he quedado nunca en ningún sitio", dice, pero en todas partes por donde ha pasado ha dejado huella.

Hace mucho tiempo que reside en Puiggròs, en la comarca leridana de Les Garrigues, lejos del bullicio urbano y rodeado, a menudo, de la niebla espesa, "una niebla insidiosa, algodonosa, que estúpidamente se come los colores, agrisada e inútil". Para verlo feliz dadle un ambiente campesino, con reposo y estabilidad, y un huerto para cultivar. Para verlo más feliz todavía, dejadle escribir y, sobre todo, novelas para niños y jóvenes. Josep Borrell lo ha definido como: "Un escritor horaciano: mezcla de hombre de letras y de labrador". No postula un ruralismo a ultranza. Sólo una identificación honda y serena entre el hombre y la tierra.

Individualista al servicio de la colectividad. Solitario, pero nada insolidario. Emotivo y sensible. Su trayectoria, impecable, se ha ido construyendo lejos de los gritos y de los fuegos de artificio, guiada por la voluntad de dar testimonio de una fidelidad rigurosa al país.

Ha tenido siempre una gran pasión por publicar. Sólo en la editorial La Galera, dentro de la colección "Els Grumets", tiene editados veintidós títulos que suman más de un centenar de ediciones. Su libro Rovelló [Polvorón] lleva veinte reimpresiones en catalán y está traducido al italiano, al francés, al vasco, al castellano e, incluso, al ruso y es el libro infantil en catalán que más premios ha ganado durante los últimos treinta y cinco años. La serie de dibujos animados sobre este travieso perro han tenido un éxito notable y los derechos han sido adquiridos por varias cadenas de televisión. "No se puede dudar -dice el crítico Francesc Boada- de la trascendencia social de su obra si se tiene en cuenta lo reducido de nuestro mercado".

Ha ganado multitud de premios y ha sido candidato al premio Hans Christian Andersen, que viene a ser el Nobel de literatura infantil y juvenil. Ha sido un autor "capaz de crear una línea propia y de ser fiel a ella, lejos de los vaivenes de la moda", tal como dice la escritora y crítica Teresa Duran. Una buena parte de su obra es una lúcida reflexión crítica sobre los hombres y las mujeres, sus conductas y debilidades, y siempre con una pretensión irrenunciable: que algo vibre en el lector después de leer una novela suya.

Pedrolo lo calificaba de "fabulador" y Francesc Danés de "grafómano impenitente". Otras personas han dicho de él que es un "agitador cultural", un hombre "empapado de cultura" o "un pedagogo del civismo". Su generosa presencia ha estimulado multitud de actos culturales de todo tipo y en muchísimos casos, dice Antoni Bergós: "Ha sido el aliento que se necesitaba para que las brasas volvieran a flamear". Es, probablemente, el escritor más leído por los niños y muchachos catalanes, y propietario de una sólida trayectoria, a pesar de que él, con una prudente y modesta actitud, manifieste que: "Al fin y al cabo, se llega donde se llega por monda y lironda casualidad".

Ha sido uno de los grandes creadores de opinión y uno de los grandes teóricos del pensamiento leridano contemporáneo. Irónico irreductible, inteligente conversador, elegante y exigente... Sus artículos en la prensa son siempre lúcidos. Le fascina el estoicismo de los perros y su fidelidad. No obstante, no podría vivir sin tener un gato cerca.

A pesar de que alguien lo haya calificado de "escritor todoterreno" por la diversidad de su obra, no podemos dejar de destacar que es uno de los escritores de literatura infantil y juvenil más prolíficos y prestigiosos de Cataluña. Para muchos es el decano de esta literatura a menudo poco valorada. Su obra destinada a este público está formada por más de sesenta narraciones escritas con una prosa elaborada, sugerente y rica. Su especialidad son los libros de aventuras, las novelas de acción, pero en su obra se observa un deseo de variedad que lo ha llevado a tocar todos los temas y todos los géneros. Vallverdú, como buen catacaldos, ha creado un mundo literario amplio, diverso y envidiable; una obra reconocida y premiada, donde el oficio, la coherencia y la fidelidad a sus ideas son algunas de sus características principales. Una obra sólida, erigida sobre unos valores que, sin olvidar la vertiente lúdica, característica de la narrativa infantil y juvenil, plantean a la vez el reto de una reflexión constante y de un enriquecimiento personal del lector.

A sus ochenta y cuatro años, Vallverdú, con una lucidez y una salud envidiables, no para de trabajar con las palabras -este año ha publicado tres libros más- y de trabajar en casa y en su huerto, junto a Isabel, su esposa, y Eloi, su hijo. Y siempre está discurriendo nuevos proyectos y recibiendo continuos reconocimientos, de entre los que destaca el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, otorgado en el año 2000, el Premio Trayectoria, concedido por el Gremi de Editors, en el año 2002 y el doctorado honoris causa por la Universidad de Lleida, en el año 2004.

La literatura infantil y juvenil de nuestra cultura, desde 1960, año en que Vallverdú publicó su primera novela de aventuras, El venedor de peixos [El vendedor de peces], se ha ido enriqueciendo progresivamente y aumentando su prestigio y dignidad, virtudes que no siempre se asocian a una literatura de este tipo, muy a menudo considerada menor. Vallverdú apostó claramente por esta literatura, sin complejos, con la convicción, eso sí, de que al público de esas edades hay que acercarse con honestidad y coherencia. Miles de lectores se lo han agradecido y se lo continúan agradeciendo día tras día, leyendo con asiduidad sus novelas, algunas de las cuales -Un cavall contra Roma [Un caballo contra Roma], L'home dels gats [Felipe y sus gatos], En Mir, l'esquirol [Mir, el ardilla], Saberut i Cua-verda [Sabiondo y Colaverde], Bernat i els bandolers [Bernardo y los bandoleros], por citar algunas- han sido reeditadas constantemente, hecho que ha llevado a Edicions La Galera a recogerlas todas en su obra completa, un proyecto loable, con un apoyo valiente y generoso por parte del Institut d'Estudis Ilerdencs.

Como muy bien recordaba Isidor Cónsul: "La narrativa para jóvenes de Josep Vallverdú es una de las ramas -la más copiosa, sin duda- de un agradecido árbol literario cuajado de frutos". A las seis mil páginas de literatura infantil y juvenil –que conforman el conjunto de sus novelas, un centenar de cuentos y obras de teatro breve- hay que añadir la obra no dirigida estrictamente a este público: libros de ensayo, libros de viaje, educativos, de divulgación, sobre Lleida y sus comarcas, centenares de artículos, traducciones -setenta libros-, adaptaciones, prólogos, poemas, pregones, guiones, teatro, conferencias... sin olvidar incluso algún escrito insólito como Los goigs a llaor del gloriós Sant Clandestí [Los gozos en loor del glorioso Santo Clandestino].

Algunos de sus libros, los llamados personales -Proses de Ponent [Prosas de Poniente] (1970), Indíbil i la boira [Indivil y la niebla] (1983), Vagó de tercera [Vagón de tercera] (1996), Garbinada i Ponent [Ábrego y Poniente] (Proa, 1998), Desmudat i a les golfes [Mudado y en el desván] (2000) y Hora nona [Hora nona] (2005)- son libros a medio camino entre los dietarios, la autobiografía y la crónica social y personal de sus años de juventud. Esta alternancia entre los libros destinados a un público joven y estos libros personales donde Vallverdú habla sobre todo de él mismo permiten al lector discernir y afrontar a la vez el papel del escritor y el papel del hombre, el Vallverdú que hace hablar a sus personajes de ficción y el Vallverdú que habla en primera persona y sobre todo que habla acerca de él. Actualmente, un Vallverdú no sería ya posible sin el otro. Se ha establecido, entre los dos, una intensa relación que con el tiempo se ha ido fortaleciendo y equilibrando. Hoy, Vallverdú tiene tanta necesidad de contar historias como de contar su historia. Inquietante debate para aquellos lectores suyos que han dado el salto de sus libros de ficción a sus libros personales, descubriendo el hombre que se escondía -y continúa escondiéndose pero no tanto- detrás de aquellas ficciones, y que se dejaba insinuar y contemplar en un juego de sincera complicidad. Muchos lectores están de acuerdo que Hora nona, publicado a finales del año 2005, es definitivamente el libro donde Vallverdú muestra como nunca su intimidad y, por lo tanto, también sus miedos y sus preocupaciones más personales.

No sería justo hablar meramente de Vallverdú como el-escritor-de-novelas-infantiles-y-juveniles. "Vallverdú -como dice el profesor Xavier Macià- no es un autor de obras sino un autor de obra; un autor compacto en su conjunto, poco susceptible de fragmentarismos, de aproximaciones parciales". Una obra que deviene un mosaico completo -como dice también Eva Esteve en el prólogo de Pelegrí dels mots [Peregrino de las palabras] (2007)- porque sólo como todo un mosaico podemos entender y abordar los perfiles de una figura compacta y coherente.

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