La narrativa de Joan F. Mira

Joan Josep Isern

Joan F. Mira (Valencia, 1939) es escritor, antropólogo y profesor de Filología Clásica. Ha publicado numerosos ensayos y ha traducido el y la , por la que recibió, entre otros reconocimientos, el Premio de la Crítica Serra d'Or y la Medalla de Oro de la Ciudad de Florencia, en el 2001. Al año siguiente ganó el premio Sant Jordi por [Purgatorio], el premio más importante de la literatura catalana.

La primera noticia literaria de Joan Francesc Mira nos vino en 1974 con la aparición casi simultánea de dos libros: el ensayo Un estudi d'antropologia social al País Valencià [Un estudio de antropología social en el País Valenciano] y la novela El bou de foc [El toro de fuego]. Desde sus inicios podemos ver que la obra de Mira se va desarrollando por una doble vía: la reflexión y la ficción. Dos ramas -el ensayo y la narrativa, a las que pocos años después se añadió una tercera: la traducción- que han continuado hasta hoy con un nivel de compromiso y de excelencia que honra nuestra cultura y que nos ennoblece a todos.

Cuentan las crónicas que el manuscrito original de El bou de foc, firmado por un autor entonces totalmente desconocido, sorprendió gratamente al jurado del Premio Josep Pla de 1973, que lo declaró finalista tras un ganador de lujo: Llorenç Villalonga con Andrea Victrix. Más de un crítico ha valorado esta novela de Joan Francesc Mira -El bou de foc- junto con Assaig d'aproximació a Falles Folles Fetes Foc, de Amadeu Fabregat, publicada también en 1974, como los títulos fundacionales de un resurgimiento de la novelística valenciana.

No entraré ahora a analizar este hecho, en todo caso, la fase inicial de este resurgimiento de la novela valenciana podría darse por concluida siete años después, en 1981, con otro libro de Joan Francesc Mira: El desig dels dies [El deseo de los días]. Cabe decir que en esta nómina debe incluirse también el segundo libro de Mira: Els cucs de seda [Los gusanos de seda], recopilación de cuentos ganadora del Premio Andròmina de 1974.

Las características principales de estos primeros textos de Mira -y de una parte de la narrativa generada en Valencia en aquellos años- son el realismo, la recuperación de la memoria (los ambientes de la posguerra, el mundo rural, las tradiciones, las costumbres...) y un fuerte componente autobiográfico que a menudo trasciende la anécdota personal para convertirse en crónica generacional. Así pues, la esencia del pensamiento intelectual de Mira, hombre comprometido desde el primer día con su país y su cultura, ya aparece con gran potencia en cada página de aquellos libros iniciales.

Dos años después de El desig dels dies, en 1983, vería la luz Viatge al final del fred [Viaje al final del frío], una magnífica confirmación de las líneas que Mira ya había empezado a consolidar en los libros anteriores, pero con un notorio paso adelante en cuanto a carga simbólica, ambición argumental, riqueza estructural y técnica narrativa.

En septiembre de 1989 sale a la calle Els treballs perduts [Los trabajos perdidos], novela con la que Joan Francesc Mira abre su trilogía situada en la ciudad de Valencia y que, no sólo según el parecer de quien les habla sino de muchos otros críticos, es una de las novelas más importantes que se han escrito en catalán desde la Guerra Civil.

El proyecto literario de esta trilogía de evidentes reminiscencias joycianas (un referente, el de Joyce, que ya se detectaba en los primeros libros de Mira) gravita sobre varios ejes: la referencia a un mito universal, la fuerte presencia de un sustrato filosófico, la ambientación en zonas concretas de la ciudad de Valencia y un protagonista principal revestido con atributos de héroe clásico. Nos encontramos, pues, ante lo que podríamos definir como una "construcción con constricción". Es decir, un proyecto en que el autor se somete a unas normas que él mismo se impone, no como un corsé que lo coarta o como un mero juego por el juego, sino como un estímulo a la creatividad y como un recurso expresivo que potencia su discurso narrativo. La prueba la tenemos en el hecho de que tanto Els treballs perduts como Purgatori [Purgatorio], la segunda parte de la trilogía, se enriquecen gracias al diálogo con sus referentes clásicos, sí, pero funcionan perfectamente como novelas autónomas.

Els treballs perduts se inspira en el mito de los doce trabajos de Hércules, la acción se ambienta en las doce parroquias de la Valencia intramuros y el sustrato filosófico de trasfondo en todo el texto es el paganismo helénico. Por su parte, Purgatori se inspira en la Divina Comedia de Dante, la zona de la ciudad de Valencia donde se desarrolla la acción es el primer círculo extramuros -es decir, la urbe burguesa- y la referencia filosófica es el cristianismo. En el caso de la tercera novela, el propio autor ya ha adelantado que girará en torno al mito de Fausto, que estará ambientada en los barrios periféricos de Valencia y que el referente filosófico será el de la Ilustración, la ciencia y la modernidad.

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