Palabra de poeta

Palma de Mallorca, 1933-2011. Poeta



Algunos puntos para abrir camino

La poesía no es una exclusiva de nada ni de nadie. Podemos definirla como una manera especial de ver o percibir la realidad y, por lo tanto, se puede encontrar en todas las artes y en cualquier experiencia personal (pero hay que no confundirla con los buenos sentimientos).

Normalmente, consideramos que la poesía es un género literario. Hablando con propiedad, también es un género literario, pero no es sólo eso. Hace falta insistir en el hecho de que se puede dar poesía en la música, en la pintura, en el dibujo, en el grabado, en el diseño, en el teatro, en el cine, en la danza, en el mimo, en la novela, en la escultura, en la arquitectura, etc., etc.; en definitiva, en todas las artes.

Como género literario, la poesía es el más eminentemente y radicalmente oral. La poesía épica se configuró, tomó cuerpo, antes de que existiera la escritura. La primera depositaria de la poesía es la memoria. La métrica facilita su memorización.

Hay muchos tipos de poesía y por eso las definiciones de la poesía son realmente innumerables. Seguramente la concepción más extendida es que su finalidad o su objetivo primordial es crear o producir belleza. El poeta sería así una especie de orfebre que trabajaría con palabras y sintagmas especialmente rebuscados, y con imágenes y mitos, y crearía unas joyas o unos placeres verbales que serian los poemas. Para un servidor, la poesía no es meramente un medio para crear belleza, también es un medio para intentar conocer un poco más la realidad, un método de conocimiento, como lo puedan ser la ciencia o la filosofía.

En cualquier caso, el lenguaje de la poesía siempre es un lenguaje en tensión, que requiere cierto esfuerzo de comprensión por parte del lector o del oyente. Recurrir a la consulta del diccionario no nos tiene que dar pereza. Tampoco las necesarias relecturas, ni insistir en nuestro análisis de unos textos que, al principio, nos parecen extraños y que no acabamos de entender. Porque un poema es justamente ese texto que siempre nos pide que lo volvamos a leer. Entre otros motivos, porque su lenguaje no es nunca unívoco, como lo es el lenguaje matemático, y como siempre aspira a serlo el lenguaje científico. Hay que decir que un poema no tiene un significado único y exclusivo. El lenguaje poético siempre se presta a una pluralidad de interpretaciones. Y aunque el autor sea quien mejor nos pueda explicar sus intenciones, cada lector tiene todo el derecho del mundo a hacer su propia interpretación con respecto a cuáles han sido los resultados finalmente conseguidos.

En definitiva, ningún texto acaba de existir si el lector, o el oyente, no lo hace suyo. Hay que decir que su intervención nunca es -contra lo que pueda parecer- totalmente pasiva; bien al contrario, es siempre decisiva. Sin su contribución receptora, no hay texto que funcione realmente.

P.S. Queda claro que concibo la poesía más como una acción -una percepción, una acción cognitiva- que como un resultado. Participar en esta acción es posible pero requiere un esfuerzo.

Bartomeu Fiol

Han dicho...

La actitud cultural de Bartomeu Fiol se mostraba más bien contraria a lo que Llompart denominaba la alargada sombra de la "voluntad epigonal" de la Escuela Mallorquina. El paisaje periclitado, tanto en poesía como en pintura, pedía una urgente renovación que se iría haciendo a lo largo de los años cincuenta y sesenta. En poesía concretamente, Entre el coral i l'espiga (1952) de Blai Bonet, L'hora verda (1952) de Jaume Vidal Alcover y Poemes de Mondragó (1961) de Josep M. Llompart -con poemas fechados en los años cincuenta-, muestran un proceso de estilización del paisaje, mediante la metáfora y la metonimia, que sonaba a cosa absolutamente inédita en un medio cultural que había olvidado demasiado la aventura poética de Rosselló-Pòrcel, verdadero iniciador del ciclo contemporáneo. Sin duda el primer transformador del paisajismo en diferentes momentos de su producción, verbigracia en la prodigiosa evocación titulada "A Mallorca durant la guerra civil".

Jaume Pomar, "El realisme simbòlic de Bartomeu Fiol", prólogo en Camps de marina i suburbials (Barcelona, Proa, 2000)

Bartomeu Fiol ha reclamado y reclama este proceso de liberación y modernización para la poesía catalana, y lo hace por medio de un sistema muy rico de versificación basado en un ritmo original producido por efectos de timbre (aliteración, asonancia, rima), cantidad vocal, entonación, intensidad, diversidad de dicción, diversidad de tonos, división ideológica del discurso en estrofas, división sintáctica y gramatical de los versos, etc.

Esta ruptura con la versificación tradicional nos ayuda a comprender todavía más al descriptor "periférico" que hemos mencionado antes. En definitiva, Bartomeu Fiol es doblemente periférico. En primer lugar es periférico por ser un poeta mallorquín alejado, físicamente, de Barcelona, la metrópoli. En segundo lugar, es periférico respecto de los valores estéticos novecentistas y neonovecentistas que han prevalecido y prevalecen en la poesía catalana moderna. Y Fiol es aún más periférico por la originalidad de su obra y por el hecho de que es una de las pocas cimas de la poesía catalana actual que conecta con la poesía internacional de su época.

Sam Abrams, "De quan la precisió no vol dir claredat", prólogo en Cròniques bàrbares (Barcelona, Proa, 1999)

Tozudos de raza, gloriosamente tercos o cabezones: como el decir de Bartomeu Fiol, que compone poemas conscientes de su independencia respecto de los deseos de su autor, el cual prefiere pasar todo lo desapercibido que sea posible mientras se dedica insistentemente a hacer sonar su clarín (y que, por cierto, querríamos que sonara todavía unas cuantas veces más, confirmando la provisionalidad de esta obra completa que de momento se cierra aquí). Es ésta la actitud digna, siempre distante y un punto ofendida, del poeta consagrado al rigor de su tarea, capaz de renunciar a las tentaciones de la Arcadia y a la pulsación sentimental en beneficio de una ganancia ética más elevada, capaz de reconocer en la lamentable destrucción de su paisaje natal un ámbito sin embargo propicio para la realización de un cometido tan incierto como escribir versos.

Sebastià Alzamora, "Matèries finals i materials de demolició", prólogo en Canalla lluny de Grècia (Barcelona, Proa, 2001)

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