Ramón Xirau
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Junto con Jordi Sarsanedas, Josep Palau y Joan Perucho, Ramón Xirau (Barcelona, 1924) forma parte de la que podríamos denominar la franja noble de los autores vivos de la poesía catalana actual. Todos ellos nos relacionan como lectores con la tradición de la poesía catalana del siglo XX y, por tanto, todos ellos nos hacen patente que éste es un siglo de oro de la poesía catalana. La diferencia es que, si bien podemos disfrutar de la presencia pública de los primeros, más difícil resulta el contacto directo con Xirau. Por esta razón, la celebración en el Palau de la Generalitat de un homenaje al poeta en motivo de su setenta y cinco aniversario –y, justo es decir, tras una cincuentena de años de dedicación lírica– adquiere un relieve especial. Se trata de volver a ganar en el tiempo la presencia que nos niega la distancia física, como si de golpe hubiéramos trasladado la Plaça de Sant Jaume al barrio de San Ángel de la Ciudad de México D.F. para afianzar la admiración y el afecto que sentimos por la humanidad y el talento del maestro Xirau.

Poesia completa[...] La ironía, la mitología clásica, la pintura o la música recorren los motivos de muchos de sus poemas, siempre vertebrados en torno a una poética del espacio. En Graons (1979) –otro gran libro–, la iluminación de lo inmenso expresado en la poesía de Ungaretti conduce al claroscuro del universo comparado con uno ajedrez de estrellas donde lo cósmico y lo humano, la arquitectura celeste y los edificios de la humanidad, la soledad y la alteridad se expresan con un estilo definitivo. Y es así como la obra de Ramón Xirau, el poeta de México, nos regala la expresión del mundo desde el amor al mundo.

Vicenç Llorca, "Quan els arbres llegeixen a les platges", Homenatge a Ramon Xirau amb motiu del seu 75è aniversari (Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1999)


El primer libro de Ramón Xirau, 10 poemes, fue editado en México el año 1951. Cinco años después, Xirau publicó L'espill soterrat [...] L'espill soterrat es el recuerdo de la patria en el exilio [...] La antigua patria es el espejo soterrado dónde todavía se reflejan los recuerdos tan vivos, como una presencia que es constante, cósmica, y que será el núcleo central, aglutinador de la añoranza, de la esperanza, del amor. La atlántica distancia del exilio no deja en la lejanía del olvido a la vieja mar mediterránea que se hará presencia pura. Como Ulises, como Moisès, como el mismo Adam, el éxodo de Ramón Xirau será un reencuentro con él mismo, porque él se ha llevado dentro la vieja tierra, la vieja mar, que son "molses vives que creixen en la fuana del meu somni". Las playas serán punto de llegada y partida. Las playas son crecimiento. Los recuerdos son agua viva. En la mar confluyen todos los caminos. Las playas son un símbolo básico de la poesía de Xirau. Son la gran presencia donde los silencios y la soledad reflejan el eco de las multitudinarias y susurrantes olas del mar.

Joan Maria Pujals. Prólogo a Poesia completa 1950-1994 (Barcelona, Columna, 1995)


Hay hombres que son árboles, otros son montañas o ríos. Ramón Xirau, lo he dicho más de una vez, es un hombre-puente. Su persona y su obra unen vertientes diferentes, comunican tierras separadas. Catalán de México, en él confluyen el Altiplano y el Mediterráneo, dos civilizaciones y dos lenguas: filósofo y poeta, su obra, en los momentos más plenos y mejores, es la conjunción del entendimiento y la sensibilidad. La historia de Occidente es la historia de la discordia entre la poesía y la filosofía, entre la razón y la imaginación; desde el origen, pero, en momentos raros y aislados, el pensar vuelve a ser lo que fue en el origen: idea y visión, canto y reflexión. Graons es, en nuestro tiempo y en nuestras letras, uno de estos momentos.

Lector de Ramón Xirau desde hace muchos años, siempre me había sorprendido tanto por su prosa concisa y rápida –vistas vertiginosas de paisajes intelectuales – como por sus breves poemas, exclamaciones, estallidos, puñados de sílabas luminosas.Disc Ramon Xirau Pero el pensamiento y el canto, aunque en continua comunicación, vivían en mundos separados. En Graons, la comunicación se convierte en unión: las ideas son formas que podemos ver, tocar, sentir; las imágenes, a su vez, poseen una vibración que no es física sino espiritual. Volvemos a pensar con los ojos, con el cuerpo. Graons es un gran poema hecho de claridades entretejidas donde el dentro y el fuera se interpenetran hasta hacerse una sustancia diáfana, que nos lo deja ver todo de sí misma. Todo es visible, menos la presencia, oculta en su propia transparencia.

Octavio Paz. Prólogo a Graons (Barcelona, Edicions 62, 1979)


Vale la pena considerar ciertas reflexiones del propio Xirau sobre las naturalezas respectivas de la filosofía y la poesía. En Sentido de la presencia, por ejemplo, afirma que, mientras la tarea del filósofo consiste en hacer distinciones, la del poeta es unificar, darnos una sensación de la vida como unidad orgánica. Y, en el mismo libro, subraya la necesidad que tiene la poesía de ultrapasar aquello que se puede expresar en términos conceptuales: "Poesía es la expresión por la palabra mediante la ruptura del concepto, expresión de lo concreto usando solamente como medio el lenguaje de la comunicación general". Tales declaraciones, evidentemente, pertenecen a una línea argumental que arranca de la estética simbolista. Lo que les da una eficacia particular en Xirau, en cambio, es la importancia que atribuye a la metáfora como mecanismo central por medio del que el lenguaje poético se separa del conceptual para conseguir el tipo de unificación que lo distingue de la filosofía. Es notable que Xirau siempre hable de la metáfora en términos de fusión: "la verdadera metáfora no es un instrumento de comparación. La metáfora es la fábrica unificadora de nuestro edificio poético, es el instrumento de la fusión que implica nuestro estar". Esta última frase sugiere la facilidad con que, desde este punto de vista, la metáfora se deja relacionar con la situación universal del hombre [...] Aquello que realmente importa es cómo la metáfora llega a constituir una nueva entidad que excede la suma de los dos términos que la componen. Ello afecta directamente a la naturaleza del lenguaje poético: si, a fuerza de utilizar la metáfora para crear algo estrictamente nuevo, nos servimos de la lengua de una forma que resiste a la explicación racional, ello muestra sin duda una de las grandes potencias de la poesía, la de sugerir, por vías oblícuas, aquello que es literalmente "indecible".

Arthur Terry. Quatre poetes catalans: Ferrater, Brossa, Gimferrer, Xirau (Barcelona, Edicions 62, 1991)


Octavio Paz, un vez más, ha definido exactamente aquello que procuraba definir: Ramón Xirau es un hombre-puente. Puente entre lenguas, tradiciones, disciplinas, pero también, puente entre una multitud de solitarios con diferentes y hasta opuestos intereses. Puente, pues, entre los cielos y la tierra, pero también, puente entre diferentes tierras. Y Xirau ha sido puente no sólo en su vasta obra escrita de filósofo, de ensayista y de poeta, sino también en esa otra, más íntima, que como amigo, profesor o editor ha llevado a cabo en más de veinte años. Sus muchos y devotos compañeros de camino, la nunca suficientemente elogiada revista Diálogos, en fin, sus clases y conferencias dan testimonio de esta voluntad de vínculo [...] Pero ¿por qué "voluntad de vínculo"? Mi respuesta: todo exilado anda a la búsqueda de amarras, con hambre de presencia. Amarras, presencia: conceptos claves en Xirau.

Carlos Pereda, "Presencia de Ramón Xirau". Estudios (primavera 1987)


El autor ha escrito...
Ignoro cuando empecé a escribir poesía. Quizás cuando tenía diez u once años. No tiene demasiada importancia. Lo significativo es que intenté escribir en francés y en castellano, pero me "salía" en catalán, la lengua de las sonoridades maternas y también de la escuela, donde el catalán era, en aquellos años, obligatorio. Mi esperanza es que hoy el catalán no se me haya enmohecido demasiado. Poesía, en efecto. Por otro lado, Filosofía. Sobre filosofía oí hablar constantemente en mi casa; a mi padre y a sus discípulos, especialmente a Pep Calsamiglia, Jordi Maragall, Udina, que fue mi maestro y murió y, naturalmente, a Eduard Nicol.

Palabra y silencioEn algunos de mis escritos y en mis seminarios, además de análisis sobre Agustín de Hipona, Descartes, Kant, Bergson o Heidegger, he tratado de mostrar que existen relaciones muy reales entre poesía y filosofía y, en última instancia, entre una y otra y la religión. Resumiendo, filosofía –más exactamente metafísica– y poesía nos atan y, en mí, lejos de cualquier prueba discursiva, constituyen dos instintos o, quizás, dos manías: las que me conducen a hacer filosofía y a escribir poemas o comentar poemas de otros poetas.

Ramon Xirau, "De Filosofia i Poesia", discurso leído en la cerimònia de recepció del Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Barcelona (Bellaterra, 1984)